domingo, 31 de octubre de 2010

La rosarina Figueroa representará al país en Sub 12

Empezó como casi todo chico: peloteando contra una pared. Aunque ese frontón improvisado que experimentó varias veces en su casa es apenas una anécdota que le sirve a María Figueroa para explicar por qué se acercó al tenis. De tan insistente logró que la llevaran a tomar clases cuando apenas tenía ocho años y por eso hoy no es casualidad que se haya ganado el derecho de participar del Sudamericano de Lima, Perú, en la categoría de 12 años. Además será la única representante rosarina.
El torneo se disputará desde el lunes hasta el sábado 6 de noviembre. Participarán 11 países en single y dobles, con una metodología de puntuación similar a la de la Copa Davis. Por Argentina viajarán tres chicas y tres varones. Para hacer realidad ese deseo, cada uno de los tenistas, a pesar de su corta edad debieron esforzarse para conseguir el puesto. Los dos primeros del ránking nacional ganaron por decantación su lugar, y ahí la rosarina entró segunda, aunque sólo unas semanas antes había relegado la cima que conservó durante casi todo el año.
Su pasión por el tenis no es común en una chica de 12 años. Incluso, se define como "una loca" del tenis. No sólo porque su raqueta no descansa ni siquiera un día a la semana, sino porque asegura que arriesga su suerte en cada partido que juega: "Si estoy a un punto de perder no me importa, me la juego igual. Ni pienso en que lo importante es meter la pelota. Eso también me ayuda", comenta. No es fruto de la casualidad semejante convencimiento. Es que sus dos referentes son el español Rafael Nadal y la estadounidense Serena Williams. A pesar de las distancias lógicas y la comparación arbitraria, María dice compartir la mentalidad ganadora y el manejo de la zurda, como Rafa. Y la debilidad que tiene es pegarle duro a la pelota como lo hace la morocha de Michigan.
Los entrenadores Pablo Vallelonga, con quien María se formó desde los 8 años, y Carlos Rampello, con quien se prepara actualmente, son los puntales importantes en su desarrollo. Aunque también su familia cumple un rol preponderante. Ernesto, el papá, le contó a Ovación que la devoción que su hija encontró en el tenis era insospechada, ya que prácticamente no existían antecedentes familiares por ese deporte.
Sin embargo, Ernesto resalta la necesidad de "parar un poco la pelota para cuidarla (María)", ante un deporte que puede darle muchas alegrías pero exponerla frente a males indirectos por el individualismo que supone. En esa tarea también colaboran su mamá, su hermano menor y las actividades educativas que desarrolla en el Sagrado Corazón.
María ganó varios títulos de singles y dobles este año. Su viaje a Perú significará la primera experiencia afuera del país. Y esa no será la única particularidad porque el Sudamericano se jugará en la tierra en la que nació su papá y en la ciudad donde viven sus abuelos, que por primera vez tendrán la chance de verla en vivo y en directo.

Fuente: www.lacapital.com.ar

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