lunes, 30 de noviembre de 2009

Nació un bebé con dos cabezas y cuatro manos en Egipto

Según el médico que atendió al niño, se trata de un caso raro que ocurrió porque "el padre y la madre son primos".


Una mujer dio a luz a un niño con dos cabezas, cuatro manos, una médula y un corazón en la ciudad de Isamiliya, al este de El Cairo (Egipto), según informó el director del hospital donde ocurrió el nacimiento, Jalil Ali Jalil.

La madre de la criatura, de 32 años, ya tiene otros siete hijos y antes de concebir al bebé malformado había sufrido cuatro abortos por problemas sanitarios.

El director del hospital de la Universidad del Canal de Suez, Jalil, explicó que "se trata de un caso raro que ocurrió debido a que el padre y la madre son primos".

Además, el médico indicó que la madre no hizo un buen seguimiento durante el embarazo para tomar las precauciones necesarias.

El nacimiento se produjo el sábado pasado y el pequeño murió el mismo día, antes de que pudiera ser trasladado a un centro médico especializado en este tipo de casos.

domingo, 29 de noviembre de 2009

Avatar, ¿el estreno del año?

James Cameron es el director. Las malas lenguas dicen que es la película más cara de la historia. Hoy, te mostramos el trailer. Miralo.

Dicen que es la película más cara de la historia y la que está llamada a revolucionar el Séptimo Arte. Y aunque también dicen que está sin terminar... el poco material que ya tenemos sobre la mesa augura algo muy grande. Avatar, la superproducción de James Cameron, presenta un nuevo vídeo con dos minutos absolutamente trepidantes.

En estas imágenes, podemos ver al protagonista de la cinta, ya convertido en uno de esos alienígenas de tres metros y cuerpo azul, con rasgos felinos, y recién llegado al planeta Pandora donde tiene que escapar del voraz apetito de una terrible criatura. Una persecución en la que se aprecia la categoría técnica y el preciosismo de la cinta de Cameron.



relata la historia de un veterano de guerra parapléjico, Jake Sully (Sam Worthington), que es enviado al planeta Pandora con la apariencia de un Navi, una raza humanoide de tres metros de altura y con la piel azulada. Su misión es infiltrarse entre los nativos para eliminar su resistencia ante la colonización humana, que busca las poderosas fuentes de energía que se esconden en Pandora.

Con un reparto encabezado por Worthington y en el que también destacan nombres como los de Zoe Saldana, Michelle Rodriguez, Stephen Lang, Giovanni Ribisi y Sigourney Weaver, Avatar hará su esperada irrupción en los cines el próximo 18 de diciembre.

Vale cada euro

El jugador más caro de su historia, Ibrahimovic, anotó el gol con que Barca venció al Real y le quitó la cima de la Liga.

Un semana le duró el liderato al Real Madrid. Su eterno rival, Barcelona, se lo arrebató en el Camp Nou gracias a un golazo de Zlatan Ibrahimovic al inicio de la segunda mitad, en uno de los clásicos más igualados de los últimos años.

El Barça tuvo que pelear la victoria hasta el último suspiro. Primero, enfrentándose a un oponente que incomodó mucho su juego, sobre todo en el primer tiempo. Y después, sobreponiéndose a la adversidad de jugar con un hombre menos durante la última media hora de partido, justo cuando todo se le había puesto de cara al adelantarse en el marcador.

Con Lionel Messi y Cristiano Ronaldo, pero sin Ibra, arrancó el partido. No hubo minutos de tanteo. Ambos equipos fueron a buscarse muy arriba desde el inicio, para luego atacarse cada uno con su estilo. El Barça elaborando su fútbol; el Madrid, con un juego más primario y directo.

Fue un pulso de veinte minutos por controlar el centro del campo. Un primer envite de fútbol eléctrico, con muchos más errores que aciertos, que terminó cuando llegó la primera ocasión clara del partido: un mano a mano de Cristiano con Valdés que el meta azulgrana desvió con la punta de una bota.

El Real Madrid había enseñado los dientes al Barça en su propia casa y el conjunto catalán pareció desconcertado. Quiso darle réplica, pero no encontraba la clarividencia de Xavi ni tampoco el desborde de Messi, permanentemente vigilado por Arbeloa o Albiol.

Los de Pellegrini ahogaron al Barça en 30 metros, y el conjunto azulgrana no supo serenar su juego. Ansioso, precipitado, enmarañado, cayó de cuatro patitas en la trampa blanca. Lass y Xabi Alonso trazaban la línea, y el equipo de Guardiola jugó durante muchos minutos alejado de los dominios de Casillas.

El Madrid, amenazante, tuvo otra clara ocasión por mediación de Marcelo, pero Puyol se interpuso cuando el volante brasileño se disponía a fusilar a Valdés.

Sólo al final de la primera parte, cuando Iniesta apareció por la izquierda para suplir las carencias de un desangelado Henry, el Barça puso tímidamente a prueba a Iker.

Parecía difícil que el Real Madrid aguantará ese ritmo en la reanudación. Y, efectivamente, fue perdiendo fuelle desde el inicio de la segunda parte. Aún así, pudo adelantarse en una contra que acabó en las botas de Higuaín y que de nuevo abortó un bravo Puyol.

Instantes antes, Ibrahimovic había entrado en escena sustituyendo a Henry. En la primera que tuvo, el sueco fusiló a Casillas al conectar de volea un centro por la derecha de Alves (1-0).

Faltaban treinta y cinco minutos para el final y el Barça empezaba a convertir el partido en un rondo eterno. Pero entonces, a Busquets se le cruzaron los cables y decidió cortar con la mano una jugada sin peligro en el campo rival.

El canterano, bastante descentrado durante todo el encuentro, ya había visto una primera amarilla minutos antes por una falta en el centro del campo. Guardiola, que ya tenía pensado sustituirle por Touré Yaya, se lo quería comer cuando, cabizbajo, abandonó el campo hacia el túnel de vestuarios.

Los locales volvieron a sufrir con diez. Ronaldo tuvo su ocasión de cabeza antes de ser sustituido por Benzema, y el punta francés una aún más clara que envió fuera dentro del área pequeña, donde el balón había ido a parar rebotado tras el lanzamiento de un córner.

Pese al acoso visitante, el Barça a estas alturas ya había encontrado su identidad y fabricaba algo de juego a la contra al ritmo de un excelso Iniesta.

Abidal y Messi tuvieron dos ocasiones clarísimas para sentenciar en la recta final, pero el francés cruzó demasiado su disparo y al argentino se le apareció San Iker. Los delanteros blancos también lo intentaron hasta el final, pero esta tarde se toparon con dos centrales superlativos como Puyol y Piqué.

2012: la catástrofe que viene

Roland Emmerich y John Cusack, director y protagonista repectivamente, hablan de la película que se estrena el jueves y que programa el fin del mundo para dentro de tres años. Y donde el cataclismo es feroz.



Es media tarde en Cancún. Desde el enorme salón donde los actores de 2012 se reparten entre las varias docenas de periodistas de distintos lugares del mundo, la combinación playa-mar-cielo es bastante parecida a lo que muchos dicen que es el paraíso. Por eso, cara a cara con Roland Emmerich y John Cusack, director y protagonista del filme que programa el fin del mundo para dentro de tres años, la pregunta es obvia.

¿Realmente creen que esto va a desaparecer en tan poco tiempo?

Ronald Emmerich: No, no en los términos en que lo muestra la película. Sin embargo, el arte no hace más que reflejar lo que sucede en el mundo. Y viendo los diarios es difícil ser optimista.

John Cusack: Tampoco creo que 2012 vaya a ser un momento en el que nos vayamos a morir. Pero sí se me ocurre que puede haber un cambio en algunas conductas. La crisis económica actual, quizá dé origen a una manera de vivir menos regida por los números, por lo material. A lo mejor la gente se incline por cosas más auténticas.

R.E.: Al menos deberíamos aprender a dejar de destruir el planeta, a trabajar con energías lo más sustentables posible, a evitar las guerras.

¿La película apunta a que el público reflexione en ese sentido?

J.C.: Creo que puede hacer pensar un poco a la gente. Pero no estoy seguro de que una película cambie el comportamiento de la gente.

R.E.: Es probable que haya un mensaje que la gente tome, pero no es mi objetivo principal. Yo estoy fascinado con el fin de los tiempos, porque en ese momento se develará si hay posibilidades de salvación para alguien o algo. Y si es así, la siguiente pregunta es qué es lo primero. Por ejemplo, en el arte, por qué salvar a la Mona Lisa y no el David. En cierto modo, la idea del filme es preguntarse qué cosas salvaría el mundo si sucediera algo así.

Ese "algo así" implica el desprendimiento y desplazamiento de inmensas porciones de la corteza terrestre, inundaciones por doquier y la desaparición del mundo tal como lo conocemos.

Impacta ver cómo Los Angeles desaparece bajo el agua, cómo el Cristo Corcovado cae sin remedio, los techos de las naves vaticanas se desploman y Haití se reduce a un mar de fuego. Algunos símbolos en los que se sintetiza todo el mundo.

"La primera imagen que tuve fue la del agua cubriendo el Himalaya. Enseguida pensé que si filmaba algo así la gente iba a querer verlo, porque suena increíble, imposible. Entonces, apareció el desafío de hacerlo creíble", cuenta el director.

Y resume los pasos siguientes: compartir, discutir y enriquecer la propuesta con su coguionista, Harald Kloser, y con su director de fotografía, Dean Semler. "De ahí en adelante se planteó cómo llevarla a cabo, y la historia, lentamente, fue apareciendo".

La riqueza de efectos, el portaaviones John F. Kennedy arrasando con la Casa Blanca, explosiones, erupciones, tsunamis varios, la tierra que se abre y se lo traga todo reflejan una abundancia de recursos que permiten creer que a esta altura, Emmerich puede llevar cualquiera de sus fantasías a la pantalla.

¿Es realmente así?

R.E.: Sí, definitivamente sí. Si comparo con mis filmes anteriores, ahora todo es mucho más fácil. Si tenés la plata, podés crear lo que se te ocurra en una película. El único problema es tener el tiempo suficiente como para poder terminar cada toma y quedar conforme. En este caso, lograrlo llevó casi cinco meses. De todos modos, ahora es posible cambiar cosas hasta cuando una escena está terminada. Al generar la mayoría de los efectos en una computadora, las posibilidades son infinitas. Eso es lo más atractivo.

Una ostentación tecnológica que, no obstante, director y protagonista se encargan de relativizar. "Lo interesante en la película-puntualiza Emmerich- es la línea narrativa que hace eje en la historia de un escritor fracasado, que consigue salvarse y recuperar a su familia, gracias a que su libro, en el instante de la catástrofe, era leído por el personaje de Chiwetel Ejioforun, un científico con acceso directo al presidente estadounidense, que interpreta Danny Glover. En medio de la pérdida de todo lo que la humanidad construyó a lo largo de su existencia, ese libro, de un autor desconocido, es parte del escaso legado cultural que queda".

La elección de Glover refiere de inmediato a Barack Obama. Y sugiere una clara toma de posición política que, sin rechazarla, Emmerich prefiere aclarar, previa declaración de su odio por George W. Bush: "Cuando escribimos el guión, aún no estaban definidas las elecciones primarias, y yo había hecho público mi apoyo a Hillary Clinton. Sin embargo, nos pareció más cool que el presidente fuera negro, porque era más improbable y provocador".

Punta de lanza de un elenco que también integran Thandie Newton, Amanda Peet y Woody Harrelson, entre otros, Cusack admite que aceptó su papel por la intriga que le despertó participar en un filme de semejante envergadura. "Me preguntaba cómo sería filmar escenas en las que existe una secuencia animada sobre la que uno tiene que moverse, imaginando lo que habrá una vez que se edite. Cómo se sentiría estar entre explosiones e incendios, choques. Tuve la misma sensación que experimenté cuando, en un avión de National Geographic, atravesamos un huracán", cuenta. Y de inmediato, en línea con el director, hace hincapié en la importancia de la historia que subyace al arsenal tecnológico. "Más allá del presupuesto, del dinero que hay en la producción, no funciona sólo como una película catástrofe", dice.

¿Cuáles son los rasgos que hacen que trascienda esa categoría?

J.C.: Es un filme que habla de la familia. Incluye cuestiones vinculadas con el poder, conspiraciones. Y paralelamente plantea que los líderes la corten con tanta basura, enfrenta la idea de poder comprarse la salvación individual cuando todo está por desaparecer. Plantea varios cuestionamientos existenciales.

¿Qué lugar ocupa la religión en el relato, tan cercano a la idea del apocalipsis?

J.C.: La teología sobrevuela el argumento de la película. Pero la religión no ocupa un lugar destacado. En la dinámica que plantea el filme, casi no hay tiempo. Sobre todo, con el peso que tiene la cuestión científica. Trata más de las decisiones de los políticos, de la gente común, que ante el final inminente busca encontrarse con quienes aman, reencontrarse, protegerlos.

R.E.: La verdadera religión, en todo caso, es el modo en que cada uno conduce su vida. Lo que se muestra es que probablemente no sea bueno, ante una catástrofe, quedarse metido en una iglesia. Porque el techo va a caer sobre tu cabeza. Mejor, agarrá a tus hijos, llevalos a la montaña más alta, y hacé algo para salvarlos. Esa idea prima.

Todo, en un contexto cinematográfico que combina la ciencia ficción con la imagen televisiva de una cronista de la CNN que reporta la llegada del fin desde Chichén Itzá y la proeza de un grupo de "gente común" que lucha por sobrevivir.

"Yo siempre intenté crear espectáculos. Soy fanático de películas como La guerra de las galaxias, Poltergeist o Encuentros cercanos del tercer tipo", justifica Emmerich, quien, tácitamente, admite que la profecía maya opera como una metáfora de una amenaza más urgente: el calentamiento global, factor decisivo en el estallido del desastre en torno al que gira el argumento.

Y que convierte a Emmerich en uno de los directores que más gente ha matado en sus películas. "Reconozco que todos dicen que es así", dice, medio en broma y medio en serio, antes de cerrar: "A pesar de que sea cierto, te aseguro que, aún en tiempos en los que cualquier video juego o cualquier filme está lleno de asesinatos, no vas a encontrar a nadie que sufra en mis películas. Es posible que sea quien más gente haya matado, pero en un sentido filosófico. Hay una idea detrás de lo que se ve. Pero no me interesa poner en pantalla a gente matando, muriendo o sufriendo. Porque odio el sufrimiento humano".«

Festejo en ruso

Con un tenis de gran nivel, el ruso Nikolay Davydenko, sexta raqueta del mundo, se proclamó campeón de la Copa Masters, en su segunda final consecutiva, al batir en el O2 de Londres al argentino Juan Martín Del Potro, número 5, por 6-3 y 6-4.

El partido disputado en la carpa londinense, en el barrio de North Greenwich, duró 1 hora y 23 minutos y en él, el de Tandil perdió una buena ocasión de haber alcanzado la cuarta posición en el ránking de la ATP.

Del Potro aseguraba la víspera que estaba más que dispuesto a sobreponerse a la fatiga y hacer un "esfuercito" ante Davydenko. Eso dijo, pero no contaba con el nivelazo que salió de la raqueta del ruso.

Ante una carpa abarrotada y con la afición, de nuevo, más pendiente de animar al gigantón argentino, el número 6 encaró la final con una visible seguridad ya desde el primer juego, con golpes recios, certeros, un tenis agresivo y una notable eficiencia en su servicio.

Desde el primer set, se vio cómo el ruso se aventuraba con alguna que otra subida a la red; se apoyaba en una sólida derecha y daba muestras de mayor concentración que el de Tandil.

Un Davydenko muy suelto y acertado en sus golpes aprovechó la segunda de las bolas de rotura que dispuso para ganar una ventaja de 3-1 en este primer parcial. Del Potro, aún, no había desempolvado el tenis guerrillero que le salva de los apuros.

Con 4-1 en contra, a Del Potro cada vez se le veía más descentrado y incurría en más errores.

Sólo 38 minutos llevó al hombre de Severodonezk rematar un set en el que el sexto del mundo simplemente supo leer mejor el juego de su rival y anticiparse a los movimientos -hoy no tan dinámicos- del argentino.

Llegó el segundo parcial y con él, la hora de la verdad para Del Potro, un hombre que a veces logra reaccionar ante coyunturas adversas.

El ruso, aquí, perdió dos opciones de rotura en el 2-2 en un set en el que el argentino empezaba a levantar su juego, una empresa peliaguda ante el gran nivel con el que le replicaba el ruso, que seguía con su derecha letal; acumulando punto tras punto desde la línea de fondo, y con una concentración que daba miedo.

Lo cierto es que no era sencillo aguantar los golpes de un rival de esa talla, este Davydenko que iba "sobrado" de confianza después de haber liquidado a Roger Federer en las semifinales -un escollo mental para él, que significó la primera victoria ante el suizo en 13 duelos disputados.

El marcador apuntaba un 2-3 a favor del de Tandil, que malgastaba un punto de rotura que, quizá, pudo haber virado su suerte. Lo dejó pasar y continuó esta batalla en la que los peloteos cada vez se hacían más largos.

Con la mirada inyectada de determinación, este Davydenko rocoso e impenetrable plasmaba agresividad en cada golpe. Pulso de maestros que parecía ir directo a un desempate.

Con el 5-4 a favor del ruso, y con saque para el número 6, la situación parecía ya irreversible. Del Potro tuvo que claudicar. Esta vez, era el momento de Davydenko.